divendres, 20 de juny del 2008

Envidia: una competición en la que siempre se pierde


Post a requeriment d' un ciutadà

Tras uno de los sentimientos más comunes y más perniciosos, se esconden complejos y frustraciones que se pueden superar valorando más lo que tenemos y a las personas que nos rodean

La envidia es un sentimiento tan universal como pernicioso. Todas las personas, en mayor o menor medida, sufren en algún momento de su vida la agobiante sensación de entrar, de forma espontánea e irrefrenable, en una competición con el otro en la que siempre se pierde. Colocamos a la persona envidiada en una posición de superioridad, abundancia y bienestar. Como consecuencia de esta exaltación de lo que un tercero tiene o es surgirá la impotencia, la frustración, el desánimo y la creencia de ser inferior. La rabia y la ira acompañarán esta vivencia y mantendrán en una insana dependencia al envidioso del envidiado. Es lo que viene a decir el prestigioso psicoanalista Harry Snack Sullivan en su definición de la envidia: "un sentimiento de aguda incomodidad, determinada por el descubrimiento de que otro posee algo que sentimos que nosotros deberíamos tener".

Sus demandas muestran sus carencias

Como consecuencia de la exaltación de lo que un tercero tiene o es, surgirá la impotencia, la frustración, el desánimo y la creencia de ser inferior

El discurso del envidioso es repetitivo, monocorde y compulsivo sobre aquello que envidia y con lo que compite. Sabemos cuáles son sus carencias a partir de lo que envidia. El objeto de la envidia no tiene por qué ser una persona concreta, también puede ser un "ideal" que se nos ofrece como modelo a imitar y que se le reviste de valía.

La vida de una persona envidiosa no gira sobre su propia realidad, sino sobre lo que desearía, sobre lo que no tiene, sobre lo que le falta. La insatisfacción y el vacío es un continuo que le impide gozar de su vida real. La tristeza y el pesimismo le privan de la espontaneidad y la alegría. No sabe reírse con otras personas ni de sí mismo. Sólo lo hace con mofa y desprecio hacia los otros.

Del victimismo a la altanería

Este comportamiento genera, entre otros síntomas, ansiedad generalizada, trastornos del apetito y sueño y diversas alteraciones dependiendo de cada persona. Incidirá también en su actitud ante la vida, moldeando unas formas de convivencia en relación con los otros que van desde figurar como la constante "víctima", hasta mostrarse continuamente a la defensiva, actitud que se traduce en maneras irónicas, altaneras, frías, distantes y en ocasiones hirientes, de menosprecio y crítica negativa.

Sentimiento no reconocido

La persona envidiosa no suele reconocer su envidia. Se resiste a hacerlo y no hay nada que más le hiera y descalifique que intentar hacerle ver que la tiene. Hay que tener en cuenta que detrás de la envidia se halla:

  • Un sentimiento de inferioridad e inseguridad.
  • Una incapacidad de reconocer las limitaciones personales, asociándolas a signos de debilidad.
  • Una negación total de que la infelicidad no se debe a lo que no se tiene, sino a la falta de aprecio de lo que sí se posee.
  • Una falta de compromiso y responsabilidad con la propia vida. Pendiente de la vida de otros, no se asume la propia.

La "envidia sana" no existe

Este sufrimiento secreto por el bien ajeno, que todos hemos sentido en alguna ocasión y que nos ha traído más de una incomodidad, disgusto y dolor, siempre es negativo. La conocida como "envidia sana" no existe. Es un sentimiento que debe ser aceptado como uno más de los que sentimos. La preocupación llega cuando la envidia se convierte en patológica e interfiere en la vida de la persona, cuando ese sentimiento posee al individuo, merma su autoestima y le incapacita para llevar una vida saludable.

Actitudes ante la envidia

Prevención

Como sucede con todo sentimiento insano, es conveniente mantener actitudes preventivas, de forma que no lleguemos a padecer de manera obsesiva sus efectos. Una buena prevención ante la envidia iría encaminada a :

  • Favorecer la confianza básica en uno mismo y en los demás.
  • Conocer las limitaciones y potencialidades que tenemos, aceptándonos como somos.
  • Pensar que hay cosas que podemos cambiar y otras que no.
  • Aprender a valorar con precisión la propia competencia, sin infravalorarse ni sobrevalorarse.
  • Acostumbrarse a centrar la atención en los aspectos más positivos de la realidad.
  • Estimular la empatía, es decir, la capacidad para ponerse en el lugar del otro.
  • Establecer relaciones adecuadas y satisfactorias con los iguales.
  • Aprender a relativizar las diferencias sociales y adquirir habilidades para elegir adecuadamente con quién, cómo y cuándo compararse.
  • Aprender a relativizar también el éxito.
  • Analizar el progreso personal mediante la comparación consigo mismo, no con otros.
  • Aprender a dar y pedir ayuda, a colaborar y compartir. Permite adquirir habilidades con las que resolver los conflictos que origina la envidia.

Superación

Para gestionar y superar la envidia, nada mejor que replantearnos algunos principios clave, que son los que nos ayudan a disfrutar de un mayor equilibrio y a vivir de forma más serena y gozosa:

  • Pensar que no estamos perdiendo nada cuando a otras personas les va bien.
  • Darnos cuenta de que si queremos ser nosotros mismos, el único punto de referencia de superación somos nosotros. No necesitamos compararnos con nadie más.
  • Apreciar el valor de nuestra vida y mostrarnos agradecidos de tenerla.
  • Alegrarnos de lo que tenemos. No vivir pendientes de lo que no tenemos.
  • Redescubrir día a día lo que nos rodea: las personas, el paisaje, las pequeñas cosas que nos hacen más fácil la vida...
  • Y lo más difícil, pero alcanzable: sentirnos felices por la buena suerte de los demás, porque, en definitiva, vengan de la mano de otros o de las nuestras propias, de lo que se trata es de vivir el mayor número de momentos de felicidad y alegría.

G.M.


Post a requeriment d' un ciutadà


dimecres, 18 de juny del 2008

disfressa

Un dia, un ase va trobar un paquet en el camí. Per a la seva sorpresa, va descobrir que contenia una pell de lleó. L'ase es va posar tan content que es va vestir amb la pell mentre exclamava:

- Magnífic! Just el que buscava!

I tot seguit se'n va anar a admirar el seu reflex a l'aigua d'una deu propera.

-Ara sóc un lleó! Ensenyaré a tothom a no riure's de mi mai més! - I dit això l'ase es va encaminar cap al bosc amb aire de superioritat.

El primer animal que es va trobar va ser un porc senglar. El pobre senglar es va espantar de tal manera que va sortir cames ajudeu-me, es va estavellar contra un arbre i va caure sense sentit.

- Com n'és de divertit! - va exclamar l'ase tot satisfet de la seva disfressa.

Poc després, es va creuar amb una guineu que, al veure'l, es va quedar petrificada de terror.

- Senyor lleó! Vós sou un animal digne i noble! Us ho suplico! no em devoreu! - va implorar la guineu.

En poc temps el bosc sencer era pres d'una gran confusió a causa d'aquest fals lleó. Atemorits, els micos volaven de branca en branca i els conills fugien.

- Com m'ho estic passant de bé! - es va tornar a dir l'ase per a ell mateix - Si rugís com un lleó, encara els faria més por!.

I es va posar a rugir .. o com a mínim això pensava ell! Perquè el seu rugit semblava més aviat un bram!

- Escolteu, escolteu tots! El lleó no rugeix, sinó que brama! - va exclamar un ós rentador - No és un lleó, si no un ase disfressat de lleó!

I fou així com els animals del bosc descobriren l'engany de l'ase!

Una disfressa pot enganyar un ase, però no les seves paraules

què hi passa al Casal? ( (Article de David Ricart)

16.06.2008 | 23.26 h

En un any de mandat d'aquest govern municipal hem vist com dimitien dues directores del Casal. Dues persones que havien demostrat la seva validesa al capdavant del Casal i que s’han deixat marxar. En aquest mateix any, hem vist passar pel bar del Casal tres adjudicataris diferents, Hem sabut també de l’existència de queixes de diverses persones usuàries i col•laboradores de les activitats del Casal.

Davant d’això la nostra obligació, com a grup a l’oposició, és demanar explicacions a la Regidora de Cultura i això és precisament el que hem fet. Hem demanat explicacions sobre els diversos aspectes que al nostre entendre evidencien una mala gestió del Casal. La regidora en qüestió se’ns ha ofès, s’ho ha pres com un atac personal. S’equivoca, en comptes d’enfadar-se i de, fins i tot, fer això tant lleig de criticar públicament a qui ha tingut com a directora, el que hauria de fer és analitzar perquè passa tot això i preguntar-se si ella no en té alguna responsabilitat. La gestió dels recursos humans és complexa i cal tenir habilitats per a portar-la correctament. D’altra banda, el que seria estrany és que l’oposició no preguntés pel cost de l'acte de presentació d’un llibre, del que n'és coautor el marit de la regidora.